jueves, 10 de marzo de 2011

LA MAR. LA MER

La mar. La mer. La mere. La madre. Hay peces que salen del agua y caminan por la tierra. Hace millones de años un pez salió del mar y, primero arrastrándose casi, luego caminando sobre cuatro patas, después erguido, inició su camino hacia lo que devendría ser humano. Hace años nosotros salimos del vientre materno y, primero gateando, luego sintiendo y pensando, iniciamos nuestro camino hacia el ángel. El agua de mar y el líquido amniótico son casi idénticos. 
Hoy me dijeron que alguien ha dicho que algo parecido a un tsunami se aproxima a la costa en la que vivo. Huye a las montañas, me ha apremiado, apocalíptico, bíblico, mi informante. No. No huyo a ninguna parte. Si así ocurriera, si un maremoto arrasara esta playa en fiesta trágica y onírica (¡tantas veces lo he soñado en pesadillas emocionalmente ambiguas!), ¿qué pierdo? Del mar venimos y al mar volvemos. Somos viejos exiliados del mar. Ya lo dijo Ginsberg: “yes, yes, / that's what / I wanted, / I always wanted, / I always wanted, / to return / to the body / where I was born.


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