domingo, 30 de octubre de 2011

El Otoño




¿Qué viejo sopla el viento
que el corazón arrastra por las hojas caídas?
¿De qué lugar del mundo llega
a través de la oscuridad y de los bosques
hasta este pueblo
donde las casas gimen de soledad
en la noche y la lluvia?
A su paso se agitan
las moreras,
          los álamos,
   los chopos;
y convoca fantasmas y nostalgias
en las playas desiertas.
El poeta escribe desde su gabinete
con el alma mojada por el paisaje gris.
Los duendes de este tiempo vuelan entre los árboles
mientras que los amantes huyen bajo paraguas
a sitios escondidos que no existen y anhelan.
El viejo le levanta la falda a las muchachas
y esa imagen se inscribe en los sueños de niños
que, cuando duermen, respiran lejanías.
Al fin, como un tornado,
el anciano se va
corriendo por calles y marismas.
Aquí queda su espíritu acariciando aleros,
hojas dobladas de aspidistras
y ojos que miran
el paisaje que, triste, los dibuja.


Félix Morales Prado.
De la serie Ciclos

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