Ayer me enteré de lo del asalto de
Gordillo a los supermercados. Sí. Voy un poco atrasado con esto de que, como no
me creo nada de lo que mienten, no veo la televisión hace cinco años y leo de reojo algún periódico
cuando voy de vez en cuando a desayunar al bar de la esquina. Lo mío es
Cervantes y los libros de caballería de los que, al parecer, se mofaba en su
Quijote. Sí. Definitivamente voy dos pasos atrás de la actualidad, mirando al
suelo o al cielo, recogiendo flores o conchas y viendo nubes viajeras o
estrellas que tal vez ya no existen. Estoy desinformadísimo. ¡Con decir que
hace cinco días que me enteré de lo del apagón analógico del 2010…! Estoy muy
desinformado. Pero no más que los que ven la televisión o leen los periódicos,
¿eh? Al menos, en lo que importa.
Así que, como decía, ayer supe, de pura
casualidad, que Sánchez Gordillo había liderado un asalto a no sé cuantos
Carrefours et alii para ayudar con el botín obtenido (en especie, que no en
moneda) a los más desfavorecidos. Hay quien aplaude el gesto del alcalde de
Marinaleda considerándolo un arranque de valentía y de afán justiciero ante el
desastroso estado de cosas que atraviesa el país (sobre todo los más pobres). Hay quien lo
considera pura demagogia. Y también quien dice que no deja de ser una chorizada.
Yo “ni quito ni pongo rey” y tampoco ayudo a mi señor porque no tengo señor.
Sólo me permito recordar a los que atacan al edil barbudo y lo acusan de
feudalismo encubierto que en nuestro golpeado país hay ya seis millones de
parados (si es que mi desinformación no se ha quedado rezagada) y el número
amenaza con aumentar. En el pueblo que preside este hombre, en Marinaleda, no hay
ni un solo parado. Y cualquiera puede adquirir una vivienda pagando catorce
euros al mes. Algo hará bien, digo yo. Será un dictador, no digo que no (eso
sí, siempre electo en las urnas). Pero algo hará bien cuando en su municipio no
existen los problemas que aquejan al resto del país.
Hasta la fecha, ningún tipo de
corrupción señala a Gordillo, mientras que muchos otros personajes de esta
maltrecha España son claramente culpables (confesos no, que eso no se estila
por estos predios) de abundantes latrocinios a las arcas públicas y al pueblo.
Hablo de políticos/, hablo de banqueros/ y de otros mangantes/ y de
financieros. Apenas nada se dice de esos chorizos. Pero si Sánchez Gordillo
juega a ser Robin Hood, la toman con él. Aunque me da la impresión de que esto
no es nuevo. Los ricos siempre se las han arreglado para utilizar los medios de
comunicación a favor de sus intereses. No estoy defendiendo al alcalde de
Marinaleda. Mi rezago informativo me priva de autoridad moral para defender o
atacar. Sólo me pregunto: ¿es Gordillo un justiciero o un oportunista? A lo mejor sería oportuno que la gente, antes de juzgar, se informase oportunamente. Yo, el
primero. Quizá viaje a ese pueblo para ver qué ocurre allí. Cuando pasen estos
calores, por supuesto.